· Albano Dante Fachin Pozzi
El esquema comienza a ser demasiado habitual: 1) Una empresa privada gana una concesión para gestionar una infraestructura. 2) La concesión no da los beneficios esperados. 3) Las administraciones deben rescatar el negocio asumiendo todos los costes. Esto es lo que está a punto de producirse a lo largo de los próximo días con la empresa Cedinsa y la Generalitat.
El negocio (previsto)
En 2006 el gobierno tripartito adjudicó a la empresa Cedinsa (propiedad de las empresas FCC, Comsa Emte, Copisa y Copcisa) la construcción y gestión del desdoblamiento de la C-17, entre Centelles y Ripoll. Las condiciones eran las siguientes: la empresa Cedinsa se hacía cargo de los gastos de construcción y mantenimiento durante 30 años. En cambio la Generalitat se comprometía a pagar cada año un tanto por cada vehículo que pasara.
Con este acuerdo en la mano, Cedinsa consiguió que un grupo de bancos (La Caixa, Caja Madrid, BBVA, Caja Cataluña y Banesto) le prestaran el dinero para iniciar las obras. Así, gracias a las aportaciones anuales de la Generalidad Cedinsa devolvería el importe del préstamo y se quedaría el hipotético beneficio.
El negocio (la realidad)
Una vez inaugurados los diferentes tramos de la autovía Cedinsa comenzó a facturar a la Generalidad. Y no sólo facturó por los coches que pasaban por el tramo que había construido sino que la Generalitat incluyó los coches que pasaban por un tramo anterior, construido con dinero público. A pesar de esta inclusión, sin embargo, el número de coches que utilizan la infraestructura (un máximo de 25.000) es menor de lo previsto (unos 35.000). Esto ha provocado que la aportación de la Generalitat fuera menor de lo esperado. Esto sumado a que el préstamo debía devolver en un plazo de 5 años (período inusualmente corto para una operación de este tipo) ha hecho que actualmente Cedinsa no pueda hacer frente a los pagos a los bancos.
Hasta aquí, esta es la historia de una de tantas empresas que hace una inversión que luego no obtiene los resultados previstos. Pero sólo hasta aquí.
El préstamo que los bancos le hicieron a Cedinsa tenía una cláusula: si Cedinsa no devolvía el préstamo quien debería hacerse cargo de su devolución es la Generalitat, por ser el “responsable patrimonial”. Así, si el negocio hubiera producido beneficios estos hubieran ido directamente a la cuenta de resultados de las empresas integrantes de Cedinsa. Pero si el negocio no iba bien (como en este caso) sería la Generalitat la que tendría que pagar el costo, asumiendo la deuda con los bancos.
Hasta ahora el esquema ha funcionado para Cedinsa. Actualmente la empresa gestiona 4 autovías de la Generalidad. Gracias a estas concesiones en 2012 Cedinsa ganó 9,06 millones de euros, 2,5 millones más que en 2011.
Un negocio redondo donde, si hay beneficio, es para la empresa y si hay pérdida, es para la administración. La resolución de esta historia la sabremos antes del 31 de diciembre, cuando vence el plazo para que Cedinsa pague a los bancos o para que la Generalitat asuma la deuda.
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