“El proyecto Visc+ es un caballo de Troya de la privatización”
Àngels M. Castells · Economista
Los Tratados TTIP y TISA que ahora nos amenazan desde el lado oscuro de la globalización son mucho más la concreción de la «corporatocràcia» que ya está gobernando el mundo. Del mismo modo que para justificar estos tratados se teorizan unas falsas «ventajas competitivas» de los países, se juega hoy en Visc+ con «diálogos competitivos» entre empresas dispuestas a saquear lo público. Piensan los estultos que mencionar la palabra «competitividad» ennoblece y justifica cualquier acto de piratería, cuando la reflexión honesta nos conduce a denunciar la desnudez del rey, o lo que es lo mismo, que la «sana competencia» no existe, y la «competitividad «es la variante de nuestro tiempo de un monstruo nacido de alimentar en una sociedad en descomposición los más bajos instintos, los prejuicios malthusianos y la descarnada ley de la selva. Y otro engaño del Visc+ (aunque no es ni mucho menos el último): «disponer de los datos de las historias clínicas favorecerá la investigación y mejorará las condiciones de salud». Si es así, ¿por qué nuestra juventud investigadora mejor preparada debe seguir buscando laboratorios y universidades donde poder seguir firmando y desarrollar sus capacidades lejos de Wert y de esta España voluntariamente descerebrada? La respuesta es fácil: porque mienten cuando prometen que sus maniobras implican beneficios para la mayoría. No, la TTIP/TISA, Visc+ y otros caballos de Troya de esta globalización en el lado oscuro no mejoran las vidas de la mayoría de las personas.
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“Hay que negarse a que vendan nuestros datos. Hay que organizarse”
Isabel Vallet · Diputada de las CUP
Para nosotros la venta del historial sanitario no es una operación aislada, forma parte de una estrategia de privatización. La promoción de la entrada de capital privado en la sanidad pública, o la privatización por segmentos, la ha diseñado en tres informes sucesivos la consultora PricewaterhouseCoopers (PWC) y se ha ido aplicando, con más o menos éxito, por el Departamento de salud. En 2013 un tercer informe de PWC nos advertía de la necesidad de hacer negocio con las bases de datos clínicos sin “restricciones para ciertos usos como el comercial”. Una vez que proyecto Visc+ entre en vigor no sabremos para qué usarán nuestros datos. No sabremos si las aseguradoras los usarán para hacer estudios para subir primas de riesgo. No sabemos si las farmacéuticas los usarán para analizar si producir un determinado medicamento es o no rentable. No sabemos si las empresas de recursos humanos los usarán para determinar factores y perfiles en base a informaciones confidenciales sobre salud mental, o hábitos de consumo de alcohol o tabaco. Vender información esencial para planificar y mejorar nuestra salud es descapitalización. Facilitar información para la sanidad privada compita con la sanidad pública es descapitalización. Renunciar a las tareas de promoción de la salud a favor de las empresas farmacéuticas o aseguradoras que persiguen el ánimo de lucro es descapitalización. No podemos dejar que esta descapitalización siga, nos debemos negar a que vendan nuestros datos, nos debemos negar a que nos roben el derecho a una sanidad pública y para hacer esto hay que organizarse.
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“La ganancia del proyecto Visc+ la obtendrán las empresas”
Teresa Forcades · Médica
En Le Monde Diplomatique en Español de este mes (setiembre 2014), hay un magnífico artículo del investigador Raoul Marc Jennar titulado ‘Acuerdos de libre comercio en toda direcciones: Cincuenta Estados negocian en secreto la liberalización de servicios’. El autor denuncia que en estos momentos en la embajada australiana de Ginebra se están reuniendo los cincuenta países que representan el 70% de los intercambios mundiales de servicios para negociar el Acuerdo sobre Comercio de Servicios (ACS o TISA en inglés) que querrían implementar de forma immediata en 2015. Creo que el proyecto Visc+ se sitúa en este contexto de ataque frontal a nivel mundial contra la concepción no-mercantilista de la sociedad. La noción de que las personas no somos mercancías y que las normas que regulan nuestra convivencia deben reflejar nuestra dignidad, respetarla, protegerla y potenciala es para la concepción neoliberal de la sociedad un absurdo pasado de moda, un impedimento ridículo al progreso. Un impedimento al progreso… de quien? cabe preguntarse. Quién obtendrá una ganancia, del proyecto Visc+? Está claro que para presentarlo a la sociedad hay que afirmar que ‘la sociedad’, en este caso los usuarios del servicio catalán de salud, sacaremos un beneficio para las empresas privadas que comprarán nuestros datos nos ofrecerán a cambio mejores prestaciones. En realidad, este beneficio conlleva la privatización de los servicios de salud e implica excluir y dejar sin ningún tipo de cobertura sanitaria a todo el que no pueda pagar, como ocurre en los EEUU. La mercantilización de las personas es incompatible con la democracia. No a la mercantilización de los datos de los pacientes que supone el proyecto Visc+.